Prueba de Draize

La prueba de Draize o test de Draize es una prueba de toxicidad aguda creada en 1944 por los toxicólogos John H. Draize y Jacob M. Spines, de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Existen dos variantes de la prueba: la prueba de irritación cutánea aguda (o prueba de Draize para piel)[1]​ y la prueba de irritación ocular aguda (o prueba de Draize para mucosas).[2]

El procedimiento tiene dos variantes según se evalúe para mucosas[3]​ o para la piel,[4]​ y consiste en la aplicación de 0,5 ml o 0,5 g de la sustancia de prueba en el ojo o en la piel de un conejo, dejarla durante un periodo de tiempo, y después enjuagarla y tomar nota de sus efectos.[5]​ Los animales son observados durante un máximo de 21 días en busca de señales de eritema y edema en la prueba para piel; y de enrojecimiento, inflamación, secreción, ulceración, hemorragia, opacidad o ceguera en la prueba ocular. En el caso de la prueba en mucosas se trata al animal con anestésicos locales o analgésicos durante el procedimiento. Por lo general, el sujeto de prueba es un conejo, aunque anteriormente se usaban también perros.[6]​ Además, las sustancias químicas que hayan demostrado causar efectos adversos en pruebas in vitro no se utilizan en pruebas de Draize, reduciendo así la cantidad y severidad de las pruebas realizadas.[7]

Las pruebas son polémicas. Son vistas como crueles y poco científicas por críticos debido a las diferencias entre los ojos de los conejos y los humanos, y la naturaleza subjetiva de las evaluaciones visuales. La FDA apoya las pruebas, indicando que "a la fecha, ninguna prueba o batería de pruebas ha sido aceptada por la comunidad científica como un reemplazo [para]... la prueba de Draize".[8]​ Debido a su naturaleza controvertida, el uso de esta prueba ha declinado en los últimos años en Estados Unidos y Europa, y en ocasiones es modificada para que utilice anestesia y dosis menores de la sustancia de prueba.[9]

Referencias