Usuario:Ignacio Icke/Historia de la India

Prehistoria

Cultura del valle del Indo (3000–1700 a. C.)

Mapa de la civilización del valle del río Indo

La Cultura del valle del Indo o Imperio Harappa apareció en torno al año 3000 en torno a sus dos ciudades más importantes: Harappa y Mohenjo-daro, y al curso del Río Indo, que se inundaba anualmente, lo que fertilizaba la tierra y hacía de la agricultura una fuente de riqueza muy propicia. Aunque John Marshall pensó que los asentamientos hallados correspondian una colonia de alguna civilización mesopotámica, esta teoría está hoy en día descartada, pues se han encontrado yacimientos en el Valle del Indo que atestiguan que se produjo una evolución desde el estilo de vida cazador-recolector a los asentamientos sedentarios en esta región.

Los pueblos de 3000 a. C. ya sabían construir viviendas, cultivar las tierras y disponían de una tecnología del metal rudimentaria. Desconocían el hierro, pero trabajaban el bronce, la plata y el oro.

A partir de 2600 a. C. aparecieron los ladrillos de adobe y empezaron a desarrollarse la cerámica y fabricación de herramientas características de la civilización. Al escasear la piedra en la región, el material empleado en casi la totalidad de las construcciones fue el adobe. Al ser más pequeños que las piedras de construcción, lo que facilitaba el horneado, las construcciones hechas de estos ladrillos no podían ser muy grandes. Esto impidió que esta civilización dejara obras monumentales. Además de la importancia de la cerámica, esta civilización fue la primera en hilar y tejer algodón y probablemente también en emplear el transporte rodado. El abastecimiento de sus dos ciudades principales, que contaban con entre treinta y cincuenta mil habitantes, descansaba en una agricultura potente y requería algún sistema de almacenamiento de las cosechas. También aparecen en esta época los motivos decorativos característicos de la civilización.

Sellos de arcilla característicos.

Alredededor de 2300 a. C. se produce un proceso de uniformización que el historiador John Keay califica de «obsesivo».[1]​ El tamaño y la forma de los ladrillos pasan a ser homogéneos en toda la región, las carreteras describen en su mayoría líneas rectas de norte a sur o de este a oeste, y el trazado de las ciudades, que contaban con redes de conductos de aguas residuales, formaba una disposición de rejilla rectangular muy regular, lo que hace de ésta la primera civilización de la historia con planificación urbana. El tipo y diseño de las herramientas también se estandarizó de la misma forma. El comercio fue muy importante para el Imperio de Harappa. Importaban bronce (o estaño), plata y otros materiales preciosos. A cambio, exportaban a Mesopotamia oro, cobre y marfil. Es probable que la civilización del valle del Indo corresponda a la denominación Sumeria de meluhha. Se han encontrado tanto en el calle del Indo como en Sumeria miles de sellos cada uno con una figura vaciada y una inscripción. No se sabe qué papel desempeñaban, como tampoco se ha descifrado la escritura, pero se sospecha que debieron de jugar un papel en el comercio. En cualquier caso, la cultura del Valle del Indo constituye un verdadero imperio.

A partir de 1900 a. C. se abandonaron asentamientos, el más notable el de Mohenjo-daro, y la población del valle disminuyó. Gradualmente la autoridad fue debilitándose, y se fueron abandonando los rasgos característicos de la civilización, como la escritura o su uniformidad típica. No se conoce la razón de este declive, aunque se baraja la hipótesis de que la causa fuese el cambio climático, que hizo que las temperaturas bajaran y el monzón se debilitase. También se especula con la posibilidad de que desapareciera parte del sistema fluvial del río Ghaggar, cuyos recursos habrían ido a parar a la llanura del Ganges a causa de un movimiento tectónico. Sea como fuere, la mayoría de las ciudades quedaron abandonadas. Sin embargo, la cultura del Valle del Indo no desapareció de pronto, pues se han hallado muchos elementos característicos en culturas posteriores. Algunas investigaciones arqueológicas sugieren que la cultura de Harappa pudo sobrevivir hasta 1000-900 a. C., con lo que sería contemporánea de la cultura de la Cerámica gris pintada[2]

Era Védica (1700–500 a. C.)

La cultura védica es la cultura indoaria asociada con los Vedas, compuestos en sánscrito védico. Se asentaron inicialmente en el valle del Indo y a lo largo de los años fueron moviéndose hacia el valle del Ganges Aunque hay historiadores que creen que los arios precedieron a la Civilización del Valle del Indo[3]​ y otros que sostienen que devastaron a la cultura de Harappa, el punto de vista mayoritario es que la Civilización del Valle del Indo desapareció alrededor de 1700 a. C. y los arios aparecieron alrededor de 1500 a. C., fecha a partir de la que llegaron en varias oleadas[4]​. En todo caso no se descarta algún contacto entre habitantes con restos de la cultura de Harappa y los arya. La artesanía, la cerámica y la agricultura persistieron hasta la llegada de estos últimos. Tenían también una palabra que significaba no ario, mleccha, de origen no sánscrito y que guarda parecido con meluhha, por lo que pudo derivar de ésta.[5]​ A su llegada a la india, los arios no conocían la escritura ni el arado—las palabras para estos conceptos son préstamos—, pero tenian una gran cultura ganadera. Usaban a las reses incluso como moneda y el Rig Veda está repleto de metáforas que aluden al ganado. Al ser pastores llevaban una vida trashumante, y su unidad básica era el grupo nómada. Los primeros asentamientos temporales los debieron haber formado en la época del monzón, momento que aprovecharían para plantar cebada.[6]​.

Entre 1100 y 1000 el foco geográfico del pueblo arya se desplazó hacia el este, concretamente al Doab, que llamaron arya-varta (la tierra de los arya) y más adelante se adentraron en el valle del Ganges. La nueva tierra invitaba al modo de vida sedentario basado en la agricultura. Este tipo de vida está más sujeto a las eventualidades metereológicas o patológicas. En consecuencia, las relaciones con los dioses cobraron mayor importancia, y se necesitaron cada vez más sacrificios, realizados meticulosamente. Para que tuvieran efecto, los Vedas debían recitarse con una precisión, pronunciación y entonación perfectas. Esto hizo que los intermediarios entre los dioses y los hombres, originalmente bardos y chamanes, cobraran importancia y acabaran convirtiéndose en una casta (varna) hereditaria, la de los brahmana o brahmanes, que constituían la boca del alma del mundo.[7]​. Las otras tres castas eran: los gobernantes chatrias, que son los brazos; los comerciantes, artesanos y terratenientes vaisias, que son las piernas, y los artesanos y campesinos sudras, que son los pies. Es probable que el carácter hereditario de las varnas se iniciase con los brahmanes, pues era más fácil memorizar los Vedas si los padres empezaban a instruir a sus hijos en la niñez.<ref>Watson (2006) pág. 183<ref>

Referencias