Relaciones China-Estados Unidos

relaciones exteriores entre China y Estados Unidos

Las relaciones entre China y Estados Unidos (o relaciones chino-estadounidenses) se refieren a las relaciones bilaterales existentes entre los Estados Unidos de América (EE. UU.) y la República Popular China (RPC). Dichas relaciones han sido descritas por varios líderes mundiales y académicos como las más importante del mundo del siglo XXI,[1]​ aunque la mayoría de los analistas las describen como complejas y polifacéticas.

Relaciones China-Estados Unidos
Bandera de la República Popular China
Bandera de Estados Unidos
     China
     Estados Unidos
Misión diplomática
Embajada china en Washington D. C.Embajada estadounidense en Pekín

Usualmente ambos países no son ni aliados ni enemigos; el gobierno estadounidense no considera a la RPC como un adversario, sino como un competidor en ciertas áreas y como socio en otras. Históricamente, las relaciones entre los dos países generalmente han sido estables con algunos períodos de conflicto abierto, especialmente durante la Guerra de Corea y la Guerra de Vietnam.[2]

La RPC y EE. UU. son principales socios comerciales. Desde 2019, EE. UU. tiene la economía más grande del mundo y la RPC tiene la segunda más grande (tiene un PIB más grande cuando se mide por PPA). Ambos países son los más grandes consumidores de vehículos de motor y petróleo,[3]​ y los dos emisores más grandes de Gas de efecto invernadero.[4]​ La relación comercial chino-americana es la segunda más grande del mundo.[5]​ La RPC es también el mayor acreedor extranjero de los EE. UU..

La RPC y EE. UU. tienen intereses comunes en cuanto la prevención y supresión del terrorismo y la proliferación nuclear. Sin embargo, los dos países siguen en disputa por cuestiones territoriales en el Mar del Sur de China.[6]​ También la república de China (Taiwán) se mantiene como una fuente de tensión en la relación bilateral. Aunque la RPC nunca ha gobernado Taiwán, esta reclama a Taiwán como una provincia y repetidas veces ha amenazado con tomarla por la fuerza. Por su parte, EE. UU. exporta armamento hacia la República de China y hay una simpatía hacia Taiwán en parte porque, a diferencia de la RPC, se ha transformado en una democracia liberal. Cualquier adhesión a la RPC podría también cambiar el equilibrio de poder en la región. Oficialmente, la política de EE. UU. se rige por la Ley de relaciones con Taiwán, las Seis Garantías, y los Tres Comunicados. Se ha declarado un compromiso con una política de una sola China, en la que se reconoce la posición de la RPC de que Taiwán es parte de China, pero no indica si se está o no de acuerdo con esa postura. La fuerza de ese compromiso y la relación entre las políticas, que pueden ser vistas como contradictorias, cambian de una administración a otra. Una declaración de independencia por parte de la isla pondría a EE. UU. en una posición difícil teniendo en cuenta sus compromisos hacia Taiwán.

A medida que ambos países se vuelven más entrelazados, un mayor número de chinos y estadounidenses han tenido la experiencia de visitar, estudiar, trabajar y vivir en el país del otro. Aun así, el papel de los medios de comunicación permanece importante al moldear los puntos de vista sobre cada país.[7]​ No obstante, existen preocupaciones estadounidenses relacionadas con el papel de la democracia y los derechos humanos en la RPC.

La RPC tiene la segunda población más grande del mundo y EE. UU. la tercera (India logro superar la población de RPC en 2023 convirtiéndose en el país con la población más grande del mundo)

Historia

Visita de Richard Nixon a la República Popular China en 1972: El presidente estadounidense se da la mano con el presidente chino Mao Zedong.

La historia de las relaciones entre China y Estados Unidos se consolidó con el Tratado de Wanghia de 1845. En China, la Dinastía Qing estableció las primeras relaciones diplomáticas modernas a finales del siglo XIX. Después de la Revolución de Xinhai de 1911, la recién formada república de China mantuvo relaciones diplomáticas con los EE. UU. Durante la Segunda Guerra Mundial, China fue un aliado cercano de los estadounidenses, pero tras la fundación de la República Popular China en 1949, EE. UU. reconoció a la república de China en la Isla de Taiwán como el gobierno legítimo de China y no mantuvo relaciones diplomáticas con la RPC en el continente. Ya en la posguerra de la Segunda Guerra Mundial EE. UU. luchó contra la RPC en la Guerra de Corea.

En febrero de 1972, el presidente Richard Nixon viajó a la RPC. Al final de éstos viajes, EE. UU. y la RPC emitieron el Comunicado de Shanghái, una declaración en la que ambas naciones se comprometieron a trabajar para normalizar las relaciones diplomáticas. Esto no se tradujo en el reconocimiento inmediato de la RPC, pero se establecieron "oficinas de enlace" en Pekín y en Washington.[8]​ EE. UU. reconoció la posición de China de que todos los chinos de ambos lados del Estrecho de Taiwán sostienen que solo existe una China y que Taiwán es parte de esta. La declaración facilitó a EE. UU. y a la RPC el poder dejar a un lado temporalmente la cuestión de Taiwán y el abrir el comercio y la comunicación.[8]​ Este acercamiento beneficio a al RPC y aumentó su seguridad durante el resto de la Guerra Fría. Tanto China como Estados Unidos respaldaron a los combatientes en África contra los movimientos soviéticos. Los beneficios económicos de la normalización eran lentos ya que tomaría décadas para que los productos estadounidenses penetraran en el amplio mercado chino. No obstante fue hasta después de enero de 1979 que el gobierno estadounidense cambió el reconocimiento de Taipéi a Pekín, así como sus relaciones diplomáticas.

Las relaciones entre la RPC y los EE. UU. generalmente se han mantenido estables con algunos periodos de tensión, sobre todo después de la disolución de la Unión Soviética, la cual eliminó a un enemigo común y marcó el comienzo de un mundo caracterizado por el dominio estadounidense. También hay preocupaciones relacionadas con los Derechos humanos en la RPC y la situación política de la Isla de Taiwán. Las relaciones se deterioraron bajo el presidente Donald Trump, cuya administración calificó a China de «competidor estratégico» a partir de la Estrategia de Seguridad Nacional de 2017.[9]​ Posteriormente, lanzó una guerra comercial contra China, prohibió a las compañías estadounidenses vender equipos a Huawei y otras compañías vinculadas al genocidio uigur, aumentó las restricciones de visa para estudiantes y académicos de nacionalidad china y designó a China como manipulador de divisas.[10]​ Para mayo de 2020, las relaciones se habían deteriorado ya que ambas partes estaban reclutando aliados para atacar a la otra con respecto a la culpa por la pandemia de COVID-19. Las relaciones empeoraron por la decisión del gobierno chino de autorizar una ley de seguridad nacional de Hong Kong en 2020.[11]​ Como resultado, los observadores políticos han comenzado a advertir que está surgiendo una Nueva Guerra Fría.

Contexto actual

Tabla comparativa
República Popular ChinaEstados Unidos
Población (% / población mundial)&&&&&01347350000.&&&&&01 347 350 000 (1st) (19,1 %)&&&&&&0314256000.&&&&&0314 256 000 (3rd) (4,46 %)
Superficie9 572 900 km² (3.º)[12]9 147 593 km² (4.º)[13]
Densidad de población139,6/km² (363.3/sq mi)33,7/km² (87.4/sq mi)
CapitalPekínWashington D. C.
Ciudad más pobladaShangháiNueva York
GobiernoSocialista UnipartidistaFederal presidencial
Primer LíderMao ZedongGeorge Washington
Líder actualXi JinpingJoe Biden
EconomíaComunista-CapitalistaCapitalista
PIB (nominal) (est. 2011)US$7,298 trillones (2.º)US$15,094 trillones (1.º)
PIB (nominal) per cápita (est. 2011)US$5,413 (90th)US$48,386 (15.º)
PIB (PPA) (est. 2011)US$11,299 trillion (2.º)US$15,094 trillion (1.º)
PIB (PPA) per cápita (est. 2011)US$8,382 (91.º)US$48,386 (6.º)
Gini (2012)47.4[14]45.0[15]​ (39.º)
IDH (2011)0.663[16]​ (mediom) (89.º)0.910[16]​ (muy alto) (4.º)
DivisaYuan chino (¥)Dólar estadounidense ($)
Gasto MilitarUS$143 billonesUS$711 billones[17]
Tropas Militares&&&&&&&&04585000.&&&&&04 585 000&&&&&&&&03000000.&&&&&03 000 000
Fuerza Laboral&&&&&&0780000000.&&&&&0780 000 000&&&&&&0154900000.&&&&&0154 900 000
Lenguaje OficialMandarín estándarNinguno (mayoritario el Inglés)
Religiones
 
Agnosticismo (42 %)
Ateísmo (30 %)
Taoísmo (18 %)
Budismo (4 %)
Islam (4 %)
Cristianismo (2 %)
 
Cristianismo (78 %)
Ateísmo (16 %)
Agnosticismo (1,7 %)
Judaísmo (0,7 %)
Budismo (0,6 %)
Islam (0,4 %)
Grupos étnicos
 
Blanco (74 %)
Latino (14.8 %)
Afroestadounidense (13.4 %)
Asiático (2.0 %)
Nativo (0.14 %)

El siglo chino (en chino simplificado: 中国世纪; en chino tradicional: 中國世紀; en pinyin: Zhōngguó Shìjì) es un neologismo que sugiere que el siglo XXI estará dominado geopolíticamente por la República Popular China, del mismo modo que el siglo XX fue «el siglo estadounidense» y el siglo XIX «el siglo imperial británico».[18][19]​ La expresión se utiliza especialmente para afirmar que la economía de China superará a la economía de Estados Unidos como la economía nacional más grande del mundo en el siglo XXI, posición dominante que el país ocupó entre el siglo XVI y principios del XIX. La revista económica liberal The Economist argumentó que el siglo chino ya es una realidad,[19]​ ya que en 2014 los organismos internacionales certificaron que la economía de China había adelantado a la de Estados Unidos en paridad de poder adquisitivo.[20]

Gobernada desde 1949 por el Partido Comunista de China, la República Popular China fue una economía planificada parecida al sistema soviético hasta 1978, cuando comenzaron las reformas económicas, especialmente con la apertura de polos de inversión conocidos como «zonas económicas especiales», que transformaron el sistema económico del país, con tasas extraordinarias de crecimiento económico.[21]​ El gobierno chino llama a su política económica «socialismo con características chinas», donde a pesar de regir una economía de mercado, el Estado mantiene fuertes regulaciones e interviene en la economía gracias a la propiedad de empresas líderes en sectores estratégicos.[21]

En las últimas décadas, China ha creado una red de organizaciones de cooperación internacional, como la Organización de Cooperación de Shanghái, vista como una alternativa a la OTAN.[22][23]​ También creó el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura y el Nuevo Banco de Desarrollo, que para los analistas occidentales se trataría de una alternativa al Banco Mundial y al Fondo Monetario Internacional, históricamente en la órbita de Estados Unidos.[24][25]​ En los últimos tiempos, China también ha desplegado enormes esfuerzos en la configuración de una red de comercio e inversión llamada Iniciativa del Cinturón y Ruta de la Seda, con inversiones a futuro valoradas en «un billón de dólares»,[26]​ con el fin de aumentar su importancia en los asuntos mundiales.[26][27]​ La Asociación Económica Integral Regional, un gran acuerdo de libre comercio entre varias naciones asiáticas con China, se considera también un contrapeso chino a los intentos de Estados Unidos de incrementar su influencia en Asia a través de su Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica.[28][29]

Desde que Xi Jinping asumió el cargo de secretario general del Partido Comunista de China en 2012, China ha ampliado sus ambiciones de política exterior a escala mundial, con especial énfasis en el Mar de China Oriental. China está invirtiendo fuertemente en infraestructura global, citando un deseo de integración económica. También está invirtiendo en ubicaciones estratégicas para asegurar sus intereses comerciales y de seguridad. Llama a estos programas "Iniciativa de la Franja y la Ruta" y la "Ruta marítima de la seda", que considera parte de su objetivo de autosuficiencia.[30]​ En 2019, el Centro de Investigación Pew realizó una encuesta sobre la actitud hacia Xi Jinping entre las poblaciones de 6 países: Australia, India, Indonesia, Japón, Filipinas y Corea del Sur. La encuesta indicó que un 29% de los encuestados tiene confianza en que Xi Jinping hace lo correcto con respecto a los asuntos mundiales, mientras que el 45% de los encuestados desconfía de las habilidades geopolíticas de Xi Jinping.[31]

Desde 2017 se ha involucrado en una guerra comercial a gran escala con Estados Unidos. También está desafiando el dominio de Estados Unidos en el Pacífico y el Índico, ampliando sus esfuerzos navales y diplomáticos.[32]​ Parte de esto es la estrategia del Collar de Perlas que asegura ubicaciones estratégicas en la región del Océano Índico y el Estrecho de Malaca.[33]

Influencia en Asia

Las países del Sudeste Asiático han respondido a las demandas chinas acerca de las zonas marítimas mediante la búsqueda de relaciones más estrechas con los Estados Unidos.[34]​ Washington se está movilizando para re definir su relación con Corea del Sur y Japón, creando potencialmente un bloque anti-China en el noreste de Asia. Por su parte, el gobierno chino teme a una conspiración en grupo contra su gobierno.

A pesar de que la declaración fundacional de la OCS afirma que no es una alianza hecha contra otras naciones o regiones y se adhiere al principio de transparencia, la mayoría de los observadores consideran que uno de los objetivos principales de la OCS es servir de contrapeso a la OTAN y a Estados Unidos, evitando conflictos que permitirían la intervención estadounidense en regiones limítrofes con Rusia y China.[cita requerida]

Después de que las guerras en Afganistán e Irak hayan conducido a una presencia de tropas estadounidenses en Uzbekistán, Tayikistán y Kirguistán, la OCS ha hecho un llamamiento para el establecimiento de una fecha de retirada de las mismas.[cita requerida]
El Nuevo Gran Juego es un término usado para describir la concepción moderna de la geopolítica en Eurasia Central como una competencia entre Estados Unidos, el Reino Unido y los países de la OTAN contra Rusia, China y los países de la Organización de Cooperación de Shanghái con el fin de tener "influencia Poder, hegemonía y beneficios en Asia Central y en el Cáucaso". Es una referencia al El Gran Juego es el término utilizado para describir la rivalidad entre el Imperio ruso y el Reino Unido, en su lucha por el control de Asia Central y el Cáucaso, durante el siglo XIX.

La cuestión de Taiwán

Taiwán da la bienvenida al presidente de los Estados Unidos Dwight D. Eisenhower en 1960.
El presidente John F. Kennedy y el vicepresidente Lyndon Johnson se reúnen con Chen Cheng, vicepresidente de la República de China, 31 de julio de 1961.

En 1949, cuando las tropas de Chiang Kai-shek llegaron a la isla de Taiwán al final de la guerra civil china, Washington continuó reconociendo a la "República de China" de Chiang como el gobierno de toda China. A fines de 1978, Washington anunció que rompería las relaciones con el gobierno en Taipéi y reconocería formalmente a la República Popular China (RPC) como el "único gobierno legal de China".[35]​ Sin embargo, en 1982 la administración Republicana de Ronald Reagan ofreció garantías específicas a Taiwán de que EE. UU. no aceptó el reclamo de la RPC de soberanía sobre la isla.[35]

El mantenimiento de relaciones diplomáticas con la RPC ha sido reconocido en interés a largo plazo de EE. UU.; sin embargo, mantener relaciones sólidas y no oficiales con Taiwán también es un objetivo importante para los estadounidenses. La política de "una sola China" no significa que Estados Unidos reconozca, ni esté de acuerdo con las afirmaciones de Beijing sobre la soberanía sobre Taiwán.[35]​ El Departamento de Estado de los EE. UU., en su hoja de datos de Relaciones con Taiwán afirma que «EE. UU. y Taiwán disfrutan de una sólida relación no oficial». La posición de los Estados Unidos sobre Taiwán se refleja en las Seis Garantías, los Tres Comunicados y la Ley de relaciones con Taiwán.[36]

De acuerdo con su política de China, EE. UU. No apoya "de jure" la independencia de Taiwán, pero sí apoya la membresía de Taiwán en organizaciones internacionales como el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, la Organización Mundial del Comercio, y el Banco Asiático de Desarrollo, donde ser un Estado no es un requisito para ser miembro. Además, los EE. UU. Apoyan las oportunidades adecuadas para que la voz de Taiwán se escuche en organizaciones donde no es posible su membresía. Así, en 2013 el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, promulgó la ley H.R. 1151, que codifica el apoyo total del gobierno de los Estados Unidos a la participación de Taiwán en la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) como entidad no soberana.[37]

En diciembre de 2016, el presidente electo de EE. UU. Donald Trump aceptó una llamada de felicitación de la presidenta taiwanesa Tsai Ing-wen, que fue la primera vez desde 1979 que un presidente electo públicamente Habló con un líder de Taiwán.[38]​ Trump dijo que el llamado se refería a «los estrechos lazos económicos, políticos y de seguridad entre Taiwán y los Estados Unidos».[39]​ La llamada telefónica fue organizada por Robert Dole, quien actuó como agente extranjero en nombre de Taiwán.[40]​ El gobierno de la RPC hizo una declaración diciendo que se opone a cualquier movimiento para separar el país, sin mencionar explícitamente la llamada telefónica entre Tsai y Trump.[41]​ En marzo de 2018, Trump firmó la Ley de viajes de Taiwán,[42]​ permitiendo el compromiso diplomático de alto nivel entre funcionarios taiwaneses y estadounidenses, y alienta las visitas entre funcionarios gubernamentales de los Estados Unidos y Taiwán en todos los niveles.[43]​ La legislación provocó indignación de la RPC,[44]​ y fue aplaudida por Taiwán.[43]

Estados Unidos ha continuado con la venta de equipos militares defensivos a Taiwán de conformidad con la Ley de Relaciones con Taiwán, que establece dichas ventas y que declara que la paz y la estabilidad en el área son de su interés. Las ventas de equipo militar defensivo son consistentes con el Comunicado conjunto EE. UU.- RPC. Sin embargo, la presión de la RPC ha continuado y parece poco probable que Taiwán cuente con submarinos avanzados o aviones de combate.[45]​ En 2018, el Ejército de Taiwán recibió la comisión oficial de todos sus helicópteros Apache comprados en los EE. UU., a un costo de US$1,94 mil millones, después de haber completado la capacitación de pilotos necesaria y la verificación de la capacidad de combate de la flota. La presidente Tsai dijo que había sido «un hito importante» en el cumplimiento de la estrategia de «disuasión múltiple» de la isla para contrarrestar una invasión y resistir la presión de Beijing con el apoyo de Washington.[46]

Taiwán ha indicado que está dispuesto a albergar radares que se vincularán al sistema de defensa nacional de misiles estadounidense, pero no está dispuesto a pagar por cualquier exceso de costos en los sistemas.[47]

Ejercicios militares chinos alrededor de Taiwán de 2022

Los ejercicios militares chinos de 2022 alrededor de Taiwán (chino: 2022年環台軍事演練) son una serie de ejercicios militares de la República Popular China (RPC) que rodean a Taiwán. Inicialmente duraron del 4 al 7 de agosto de 2022 e incluyeron simulacros con fuego real, incursiones aéreas, despliegues navales y lanzamientos de misiles balísticos por parte del Ejército Popular de Liberación. Los ejercicios comenzaron en respuesta a la visita a Taiwán de la presidenta de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, Nancy Pelosi.[48][49][50]

Los ejercicios, que generaron críticas de otras naciones, fueron una demostración de fuerza destinada a disuadir lo que la República Popular China percibe como la participación de Estados Unidos en los llamados "asuntos internos de China" y demostrar el poder militar chino en la región tanto para audiencias internacionales como nacionales.[51][50][52]​ Los simulacros con fuego real no tenían precedentes en la historia reciente y se llevaron a cabo en seis zonas que rodeaban las vías fluviales internacionales y las rutas de aviación más transitadas de la isla. El 8 de agosto, el ejército de China anunció nuevos ejercicios militares en Taiwán. China anunció el fin de los ejercicios el 10 de agosto y también declaró que se lanzarían "patrullas" regulares en el Estrecho de Taiwán.

Nueva Guerra Fría

Nueva Guerra Fría, Segunda Guerra Fría o Guerra Fría 2.0[53]​ (en inglés: New Cold War,[54]​ también referida como Cold War II,[55]Cold War Redux [56]​ o Cold War 2.0[57]​)[58][59]​ son términos utilizados —como paralelismo a la Guerra Fría entre 1945 y 1991— para designar lo que se interpreta como un conflicto político, ideológico, informativo, social y militar en el siglo XXI, lo cual terminó la llamada era post-Guerra Fría. Desde esta visión, se verían las tensiones entre potencias como estructuradas dentro de grandes bloques de poder geopolíticos opuestos; en uno se encontraría Occidente, liderado principalmente por Estados Unidos y Reino Unido, en el que la Unión Europea tendría un papel de poder blando, y el otro, Oriente, que estaría formado por un lado por China y por otro lado por Rusia (partidarios del poder duro, y que podrían ocasionalmente tener intereses similares o ir por separado, según el caso). Se incluyen acciones propias de guerra híbrida (como los ciberataques) y guerras subsidiarias (como Libia, Siria, Ucrania o Irán). La rivalidad, además de geopolítica, también sería de carácter económico, militar, cultural y tecnológico.[60]

El conflicto se evidenció a raíz de la invasión de Irak de 2003, para la cual Estados Unidos desplegó bases militares en los países de Asia Central, anteriormente bajo la influencia rusa, los cuales son ricos en gas y petróleo. Occidente desarrolló a su vez políticas tendientes a permitir la ampliación de la OTAN para incluir varios Estados postsoviéticos que compartían frontera con Rusia. En respuesta, y para lograr una forma de equilibrio, Rusia hizo una serie de maniobras en las que contribuyó el hecho de que la guerra de Irak generó un alza en los precios del gas natural y del petróleo, fortaleciendo a Rusia puesto que era una de los más grandes productores de ambos recursos. El país desarrolló lazos de cooperación con China y otros estados de Asia dentro del marco de la Organización de Cooperación de Shanghái, con el objeto de proteger sus intereses energéticos.

En un discurso en febrero de 2007, el presidente ruso Vladímir Putin acusó a los Estados Unidos de «arrojar al mundo en un abismo de conflictos permanentes» e intentar crear un «mundo unipolar» gobernado por Washington.[61]​ Esta declaración fue la respuesta a las medidas tomadas en Washington para instalar un escudo antimisiles que según Estados Unidos no tenía la intención de apuntar a Rusia sino la de defender a Europa de ataques provenientes de Corea del Norte e Irán. Esta explicación no satisfizo a Rusia que vio los intentos estadounidenses de expandir la OTAN como parte de una política para contener y rodear a Rusia.

Tras la adhesión de Crimea a Rusia en 2014, Rusia invadió Ucrania en 2022 con el casus belli de la violación de los Tratados de Minsk, la posible adhesión de Ucrania a la OTAN, la, según Vladímir Putin, "nazificación" de Ucrania y un presunto genocidio en el Dombás.

Entre tanto, Estados Unidos, Reino Unido y Australia formaron una nueva alianza militar diseñado para contrarrestar la influencia de China en la región del Indo-Pacífico: el llamado "AUKUS".[62]​ Por otra parte, la contienda entre los Estados Unidos y China esta encuadrada dentro de una puja para obtener un cierto dominio en el campo tecnológico, lo cual le permitiría a la potencia dominante afianzar su posición estratégica a largo plazo.[63][64]

Superpotencias internacionales

Una superpotencia es un Estado con una posición dominante o predominante en el sistema internacional, y con la habilidad y los medios para tener influencia en eventos y en proyectos de poder a escala global (fundamentalmente a manera de proteger sus propios intereses y los de sus aliados más cercanos); es considerado que una superpotencia está un paso delante del resto de las grandes potencias.[65]

En 1944, el término superpotencia fue aplicado a Estados Unidos (EE. UU.), la Unión Soviética y el Imperio británico. Después de la Segunda Guerra Mundial, el Imperio británico se convirtió en la Commonwealth y sus territorios se volvieron independientes, seguido a esto la Unión Soviética y los Estados Unidos se les proclamó como las dos únicas superpotencias de ese momento, que entraron en un conflicto indirecto creando el periodo de la llamada Guerra Fría.[66]

Aunque en la Era post-Guerra Fría, EE. UU. ha sido ampliamente reconodo como la única superpotencia,[67]​ la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, consideró en 2023 que China también merecía tal reconocimiento.[68]​ No obstante, ya un documento de 2020 del Servicio Europeo de Acción Exterior daba tal reconocimiento al país asiático.[69]​ En el mismo sentido, el presidente francés Emmanuel Macron dijo (también en 2023) que la Unión Europea debería convertirse en una «tercera superpotencia» alejada de las diferencias diplomáticas entre EE. UU. y China.[70]

Economía

Importaciones y exportaciones entre China y los Estados Unidos.

La República Popular China y los Estados Unidos reanudaron sus relaciones comerciales en los años 1972 y 1973. La inversión directa estadounidense cubre una amplia gama de sectores de manufactura, varios proyectos hoteleros, cadenas de restaurantes y petroquímicos. Las compañías estadounidenses han entrado en acuerdos que establecen más de 20.000 empresas de capital mixto, empresas conjuntas contractuales, y empresas de propiedad extranjera en China continental. Más de 100 empresas multinacionales basadas en EE. UU. tienen diversos proyectos en la RPC, algunos con múltiples inversiones.

La RPC es un gran acreedor y el mayor tenedor extranjero de deuda pública de EE. UU. y ha sido un fuerte crítico de la políticas fiscal y de déficit estadounidenses.[71]​ China ha pedido repetidamente la salvaguardia de las inversiones chinas en los bonos del tesoro de EE. UU. y pidió por la realización de políticas para mantener el poder adquisitivo del dólar.[72]

El jefe economista del Banco Mundial Justin Lin dijo el 2011 que la RPC (la cual se convirtió en la segunda economía más grande del mundo en el 2010) se convertiría en la economía más importante del mundo para el 2030, sobrepasando a EE. UU., en caso de que las tendencias económicas actuales se mantuviesen; sin embargo, la desigualdad de ingresos y la contaminación son desafíos para éste pronóstico.[73]James Wolfensohn, antiguo presidente del Banco Mundial, estimó en el 2010 que para el 2030, dos tercios de la clase media del mundo estará en China.[74]

Guerra comercial

El presidente chino Xi Jinping con el presidente de los Estados Unidos Donald Trump en la Cumbre del G-20 de Osaka en agosto de 2019.

La guerra industrial comercial entre China y los Estados Unidos es un conflicto comercial iniciado en marzo de 2018, después de que el expresidente de los Estados Unidos, Donald Trump anunciase la intención de imponer aranceles de 50 000 millones de dólares a los productos chinos bajo el artículo 301 de la Ley de Comercio de 1974, argumentando un historial de «prácticas desleales de comercio», robo de propiedad intelectual y una transferencia forzada de tecnología americana a China.[75][76][77]​ En represalia, el gobierno de la República Popular China impuso aranceles a más de 128 productos estadounidenses, incluyendo en particular la soja, una de las principales exportaciones de Estados Unidos a China.[78]

Desde 2018, Trump ha abogado por aranceles para reducir el déficit comercial de Estados Unidos y promover la manufactura local, diciendo que el país había estado «siendo estafado» por sus socios comerciales; la imposición de tarifas se convirtió en un importante aspecto de su campaña presidencial. Aunque algunos economistas y políticos argumentan que el persistente déficit comercial de Estados Unidos es problemático, muchos dicen que no es un problema[79]​ y pocos abogan por las tarifas como una solución.[80][81][82][83]​Esta guerra comercial ha impactado de manera negativa las economías de ambos países. En los Estados Unidos, la guerra comercial ha elevado los precios para los consumidores y ha traído complicaciones a agricultores y fabricantes. En China, el crecimiento económico y el crecimiento de actividad de manufactura llegó a ser el menor que han tenido en décadas. En otros países también ha causado daño económico, aunque algunos países se han beneficiado de haber tenido que incrementar la manufactura para cumplir la demanda. También ha llevado a inestabilidad en la bolsa de valores. Los gobiernos de varios países, incluyendo China y los Estados Unidos, han tomado acciones para manejar parte del daño causado por el deterioro en las Relaciones China-Estados Unidos y tarifas Toma y daca.[84][85][86][87]

La guerra comercial ha sido criticada internacionalmente, incluso por negocios y organizaciones agrícolas estadounidenses, aunque la mayoría de los agricultores continúan apoyando a Trump. Entre los políticos estadounidenses la respuesta ha sido variada y la mayoría acuerda en que la presión necesita ser puesta en China.[88]​ A finales de noviembre de 2019, ninguno de los principales candidatos demócratas para presidencia ha dicho que se debería sacar las tarifas, esto incluye a Joe Biden y Elizabeth Warren quienes están de acuerdo en que Estados Unidos tiene que enfrentar a lo que ven como políticas comerciales injustas.[89]

Déficit comercial de Estados Unidos con China

El déficit comercial de Estados Unidos con China superó los US$350 billones en 2006 y fue el déficit bilateral más grande de EE. UU..[90]​ Algunos de los factores que influyen en éste déficit comercial son:

  • La valuación de importaciones estadounidenses sobrepasa a China: ha habido un cambio en las industrias de montaje de gama baja hacia China continental, desde países industrializados recientemente en Asia. China continental se ha convertido cada vez más en el último eslabón de una larga cadena de producción de valor añadido. Dado que los datos del comercio estadounidense atribuyen el valor total de un producto para el ensamblador final, éste valor agregado sobre contado en China continental.
  • La demanda de EE. UU. de bienes de trabajo intensivo exceden la producción nacional: la RPC tiene prácticas comerciales restrictivas, las cuales incluyen una amplia gama de barreras a los bienes y servicios extranjeros, a menudo dirigidas a la protección de las empresas estatales. Estas prácticas incluyen aranceles elevados, la falta de transparencia, la cual requiere que las empresas obtengan un permiso oficial para la importación de bienes, la aplicación inconsistente de leyes y reglamentos, y el aprovechamiento de la tecnología de las empresas extranjeras a cambio de acceso al mercado. La inclusión de China continental a la Organización Mundial del Comercio tiene la intención de ayudar a superar estas barreras.
  • Lo menospreciado que se encuentra el Renminbi en relación con el Dólar estadounidense.[91]
El superávit comercial de China es considerado por algunos en Estados Unidos como una amenaza para los trabajos americanos. En la década de 2000s, la administración Bush persiguió las políticas proteccionistas, como los aranceles y las cuotas, para limitar la importación de bienes chinos.[92]​ Algunos eruditos argumentan que el crecimiento del superávit comercial de China es el resultado de industrias de países asiáticos más desarrollados mudándose a China y no es un fenómeno nuevo.[92]​ La política de comercio de China, que permite a los productores evadir el pago del Impuesto al valor agregado (IVA) para las exportaciones y una subvaluación de la moneda desde 2002, ha resultado en un sector exportados sobredesarrollado y una distorsión de la economía general, lo que podría como resultado obstaculizar el futuro crecimiento.[93]

Disputa sobre el valor de la moneda

La política monetaria ha sido uno de los problemas más grandes dentro de las relaciones entre Estados Unidos y China. En el centro del problema se encuentra la pregunta de si la moneda de cada país tiene o no el valor adecuado, aunque cada país ha culpado al otro de esto.[94]

Aspectos militares

La inversión de China en su poder militar ha ido en aumento en los últimos años. Los Estados Unidos, junto con analistas independientes, se mantienen convencidos de que la RPC oculta la verdadera extensión de su gasto militar.[95]​ De acuerdo al gobierno de China, el país asiático ha gastado US$45 billones en defensa para el 2007.[96]​ En contraste, EE. UU. tenía un presupuesto militar de US$623 billones en el 2008, 123 billones más del presupuesto militar combinado de los demás países en el mundo.[97]

La RPC gastó US$123 millones en defensa por día durante el 2007. En comparación, EE. UU. gasto US$1,7 billones por día durante ese mismo año.[98]

La preocupación sobre el presupuesto militar de China puede provenir de la preocupación estadounidense que el país asiático esté tratando de amenazar a sus países vecinos o incluso desafiar a los Estados Unidos. Sin embargo, han surgido más preocupaciones de que China haya desviado recursos de las Fuerzas Terrestres del Ejército Popular de Liberación hacia el Ejército Popular de Liberación y para el desarrollo de misiles y de la fuerza aérea.[99]​ Aun así, el gasto militar de China es solo una cuarta parte del gasto de los Estados Unidos.[96]

China y Estados Unidos han sido descritos como comprometidos en una carrera militar y tecnológica. La expansión y el desarrollo de nuevas armas por parte de China ha sido vista tan amenazante como para causar la planificación del retiro de las fuerzas de EE. UU. de las zonas próximas a China, la dispersión de las bases estadounidenses en la región y el desarrollo de diversos sistemas nuevos de armamento. Sin embargo, el liderazgo actual en China no muestra ninguna señal de tener una ideología de expansión y los líderes chinos tienden a utilizar la frase "el ascenso pacífico de China" para describir el rumbo que está tomando el país. Además, una serie de retos nacionales en China, incluyendo la degradación del medio ambiente, la corrupción política y el aumento de la calidad de vida de la emergente clase media, pueden evitar que China persiga una política exterior agresiva o evite que se enfrente a la hegemonía global de EE. UU..[100]

En respuesta a los componentes electrónicos falsificados procedentes de China que van a los sistemas de armas estadounidenses, el reglamento del sistema de adquisiciones de defensa está trabajando en una regla para imponer requisitos adicionales para los contratistas, con el fin de detectar éstos componentes falsificados con mayor facilidad.[101]

Medio ambiente

China es desde el año 2006 el país más contaminante del mundo,[102]​ superando a Estados Unidos y con proyecciones que apuntan a que esta tendencia de emisiones crecientes continuará hasta al menos 2025. En el año 2012, sus emisiones eran ya casi el doble que las de EE. UU.[103]​ Al contrario que el resto de países industrializados, China obtiene la mayor parte de su energía de la quema de carbón, mineral que incrementó su peso en la producción entre 1970 y 2010, un hecho sin precedentes. Para remediar esto, el gobierno comenzó a invertir en nuevos proyectos para el aprovechamiento de la energía de fuentes renovables, como la energía hidroeléctrica, la energía eólica, la energía solar, la energía geotérmica, la biomasa y los biocombustibles.[104]​De hecho, China es uno de los países donde la energía eólica y solar ha experimentado un crecimiento más vertiginoso y, en pocos años, se ha convertido en el país con mayor potencia instalada de ambas tecnologías.[105][106]

En los últimos años, el gobierno, ante la presión social, ha puesto más énfasis en atajar el problema de la polución, intentado conciliar el crecimiento económico con el control de las emisiones de carbono y el cambio climático.[102]​ En los últimos años, más de 1000 plantas energéticas consideradas ineficientes han sido cerradas, pero como se ha indicado, las proyecciones siguen apuntando a una tasa de emisiones creciente.[102]​ A mediados de 2014, China firmó con Estados Unidos una serie de acuerdos para la reducción de emisiones de las dos principales potencias. Los acuerdos contemplan que para 2025, Estados Unidos haya reducido sus emisiones entre un 26 y un 28% respecto a niveles de 2005, mientras que China aumentará sus emisiones hasta 2030, momento en él que empezará a reducirlas.[103]

De acuerdo con su tesis, la estrategia económica China nunca será sostenible si a estos niveles, por ejemplo, ya se han drenado la totalidad de los lagos a las afueras de ciudades como Pekín y el país es sede de 16 de las 20 ciudades más contaminadas del planeta. Además, señalan que la negativa actual de los Estados Unidos a participar en el Protocolo de Kioto es una prueba fehaciente de que una nación industrializada no necesariamente se compromete a reparar el daño que ocasiona su desarrollo económico.

Carrera espacial

El programa espacial de la República Popular China es dirigido por la Administración Espacial Nacional China (CNSA). Sus raíces tecnológicas se remontan a finales de los años 1950, cuando China empezó un programa de misil balístico en respuesta a las amenazas recibidas de Estados Unidos (y más tarde de los soviéticos). Sin embargo, el programa para el primer vuelo espacial tripulado chino comenzó varias décadas después, cuando un programa acelerado de desarrollo tecnológico que culminó en Yang Liwei con un vuelo exitoso en 2003 a bordo del Shenzhou 5. Este logro hizo a China el tercer país en enviar humanos al espacio de manera independiente. Mientras que en las primeras posiciones se encuentra Rusia y Estados Unidos. Los planes actualmente incluyen una estación espacial permanente en 2022 y expediciones tripuladas a la Luna.

Otro de los planes futuros es colocar a los primeros astronautas chinos en la luna, además de recolectar muestras mediante sondas para planetas como Marte o Júpiter.

Controversias

Derechos Humanos

El gobierno de la RPC ha tomado en cuenta la importancia de la protección de los derechos humanos en China continental y ha dicho que se han tomado varias acciones para traer las prácticas internas de esos derechos en conformidad con normas internacionales. El departamento de estado de Estados Unidos ha publicado de manera anual un informe sobre los derechos humanos en todo el mundo, lo que incluye un registro de la evaluación de éstos en China. En el 2008, el departamento de estado todavía encontró mucho que criticar acerca del historial de derechos humanos del gobierno chino, pero retiró a China de la lista de estados con las mayores violaciones a éstos.[107]​ Para contrarrestar esto, China ha publicado un libro de manera anual desde 1998 que detalla las violaciones a los derechos humanos hechas por los Estados Unidos, así como su propio progreso en esta área.[108]

Desde el 19 de octubre del 2006, el gobierno de la República Popular China también ha publicado un libro sobre su propio progreso democrático.[109]​ En noviembre del 2007, el gobierno chino publicó también un libro acerca del papel del comunismo y otros partidos políticos en China.[110]

Genocidio uigur

En 2020, el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley de política de derechos humanos de los uigures en reacción a los campos de internamiento.[111][112]​ Los legisladores también propusieron la Ley de prevención del trabajo forzoso de los uigures, que parte de la suposición de que todos los productos de Sinkiang se fabrican con trabajo forzoso y, por lo tanto, están prohibidos.[113]​ En septiembre de 2020, el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos bloqueó las importaciones de productos de cinco entidades en Sinkiang para combatir el uso de trabajo forzoso, al tiempo que archivó las prohibiciones propuestas más amplias.[114][115]​ Un alto diplomático estadounidense instó a otros países a sumarse a las denuncias de Estados Unidos contra las políticas del gobierno chino en Sinkiang.[116]​ Los senadores Cornyn, Merkley, Cardin y Rubio firmaron una carta para solicitar a Mike Pompeo, el Secretario de Estado de los Estados Unidos, que emitiera una determinación de genocidio. El National Review dijo que «las determinaciones de genocidio del gobierno de los Estados Unidos son algo increíblemente complicado. Requieren evidencia sólida para cumplir con los criterios establecidos en la Convención de Genocidio de 1948». Cuando se emiten determinaciones no hay mucho cambio o un efecto que traerán en el corto plazo. Aunque, «existe un caso fuerte y bien documentado para una determinación en este caso».[117]

El 19 de enero de 2021, Pompeo anunció que el Departamento de Estado de los Estados Unidos había determinado que China había perpetrado «genocidio y crímenes de lesa humanidad» contra los uigures,[118]​ y Pompeo declaró: «la República Popular China, bajo la dirección y el control del Partido Comunista Chino, ha cometido genocidio y crímenes de lesa humanidad contra los uigures predominantemente musulmanes y otros grupos étnicos y religiosos minoritarios, incluidos los kazajos étnicos y los kirguisos ... en los gritos de angustia de Sinkiang, Estados Unidos escucha el ecos de la Alemania nazi, Ruanda, Bosnia y Darfur».[119]​ El anuncio se hizo el último día completo de la presidencia de Donald Trump.[118][119]

Al final de la presidencia de Trump, la administración entrante de Biden ya había declarado desde la campaña presidencial de Joe Biden de 2020 que se debería tomar tal determinación y que Estados Unidos continuaría reconociendo la actividad en Sinkiang como un genocidio.[118]​ El 16 de febrero de 2021, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, comentó en una entrevista pública en CNN en Wisconsin que la justificación de Xi Jinping para sustentar sus políticas, la idea de que «debe haber una China unida y estrictamente controlada», se deriva del hecho de que «culturalmente, existen diferentes normas que se espera que cada país y sus líderes sigan».[120]​ También prometió en la misma entrevista que «habrá repercusiones para China» por sus violaciones de derechos humanos.[121]​ Algunas fuentes interpretaron las declaraciones de Biden como una excusa de la política china hacia los uigures por motivos de relativismo cultural,[122][123]​ mientras que una opinión opuesta la consideró una tergiversación.[121]

En julio de 2021, mientras hablaba en la sucursal de Singapur del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, comentó sobre el «genocidio y los crímenes de lesa humanidad contra los musulmanes uigures en Sinkiang».[124]

En marzo de 2023, el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre el Partido Comunista Chino celebró audiencias sobre lo que Washington considera un genocidio en curso contra los uigures y otras minorías étnicas en la región china de Sinkiang.[125]

Espionaje

Desde el 2008 los Estados Unidos han sido cobrados con por lo menos 57 acusaciones de intentos de espionaje hacia China.[126]

La Universidad de Defensa Nacional (administrada por el Ejército Popular de Liberación) desarrolló hacia 2013 una película propagandística llamada Silent Contest. La película tiene por objeto exponer y explicar la batalla secreta, o conspiración, que Estados Unidos presuntamente está librando en contra de China.[127]​ Según el tabloide Global Times, controlado por el Partido Comunista Chino, "La película es una exploración de la creencia de que Estados Unidos sigue siendo enemigo de China y nunca ha detenido sus estrategias para occidentalizar y dividir a China".[128]​ The Global Times afirmó que la película representaba las opiniones de los académicos militares chinos nacionalistas. Sin embargo, los académicos occidentales discuten esto, argumentando que la película representa con precisión la línea partidista del gobierno chino.[129]

Espionaje chino en Estados Unidos

Se alega que China ha comenzado un esfuerzo generalizado para adquirir tecnología militar estadounidense e información clasificada y los secretos comerciales de compañías estadounidenses.[130][131]​ Se acusa al gobierno chino de robar secretos comerciales y tecnología, a menudo de empresas en Estados Unidos, para ayudar a apoyar su desarrollo militar y comercial a largo plazo. China ha sido acusada de utilizar una serie de métodos para obtener tecnología estadounidense (utilizando la ley estadounidense para evitar ser procesada), incluyendo espionaje, explotación de entidades comerciales y una red de contactos científicos, académicos y comerciales.[132]​ Aunque utiliza una red de contactos para recopilar información utilizada para beneficiar a las empresas chinas, cada pedacito de información no invita al escrutinio o enjuiciamiento por parte del gobierno de Estados Unidos. Los casos de espionaje incluyen a Larry Wu-Tai Chin, Katrina Leung, Gwo-Bao Min, Chi Mak y Peter Lee.[133][134]

Además del espionaje tradicional, China colabora con empresas civiles chinas con empresas estadounidenses para adquirir tecnología y datos económicos[135]​ y utiliza el espionaje cibernético para penetrar en las redes informáticas de empresas y organismos gubernamentales estadounidenses; un ejemplo es la Operación Aurora de diciembre de 2009.[136]​ Los funcionarios estadounidenses encargados de hacer cumplir la ley han identificado a China como la potencia extranjera más activa involucrada en la adquisición ilegal de tecnología estadounidense.[137]​ El 19 de mayo de 2014, el Departamento de Justicia de los Estados Unidos anunció que un gran jurado federal había acusado a cinco oficiales del Ejército Popular de Liberación por robar información comercial confidencial y propiedad intelectual de empresas comerciales de los Estados Unidos y plantar malware sus ordenadores.[130][131]

Sondeos de opinión

Según un sondeo de opinión de 2019 realizada por el Pew Research Center, el 26 % de los estadounidenses tiene una visión favorable de la RPC y el 60 % expresa una opinión desfavorable. La encuesta también encontró que el 24 % (pluralidad) de estadounidenses ve a la RPC como la principal amenaza para EE. UU..

Encuestadores de Gallup reportaron que la aprobación global del liderazgo de los EE. UU. se hundió del 48 % en 2016 a un récord bajo de 30 % en 2018, en gran parte debido a las posturas aislacionistas de Donald Trump. Esta caída coloca a los EE. UU. una muesca por debajo de la aprobación global de China con un 31 % y dejando a Alemania como el poder global más popular con una aprobación del 41 %.[138][139]Michael Hudson describe como el pilar de esta decadencia la cuestión financiera: un resultado del dinero creado por bancos con interés compuesto y la denegación incorporada de perdonar deudas como el defecto fatal del sistema.[140]

La competencia de China con los EE. UU. para el predominio global constituye un núcleo del debate sobre la decadencia estadounidense.[141][142][143]

Referencias

Enlaces externos