Un estado socialista (o república socialista) es aquel que se declara constitucionalmente dedicado a la construcción del socialismo.
Está estrechamente relacionado con la estrategia política del «socialismo de Estado», un conjunto de políticas gubernamentales dirigidas a la creación de una economía socialista en un solo país (esto es, una economía centralizada, planificada y que aplica un modelo de distribución de bienes de consumo con el criterio igualitario). Por otra parte, el término Estado obrero se usa para distinguir a un Estado donde la clase trabajadora controla la maquinaria del Estado pero no se ha establecido aún una economía socialista.
Este concepto se distingue del de Estado socialdemócrata o socioliberal, que generalmente se refieren a un Estado democrático liberal presidido por un partido electo por sufragio y que procura aplicar modelos redistributivos de justicia social, sin que persiga el desarrollo del socialismo.
La frase «Estado socialista» es utilizado en algunas ocasiones por marxistas-leninistas para referirse a un Estado bajo el control de un partido de vanguardia que organiza los asuntos económicos, sociales y políticos hacia la construcción del socialismo. Esto a menudo incluye por lo menos la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía, operada normalmente de acuerdo con un plan de producción, al menos en las principales esferas productivas y sociales.[1] Bajo la definición leninista —determinada por las condiciones materiales de la Rusia de los años 1920—, el Estado socialista preside una economía capitalista estatal estructurada sobre la acumulación del capital dirigida por el Estado con el objetivo de aumentar las fuerzas productivas del país y promover la revolución socialista en todo el mundo, con la meta eventual, a largo plazo, de la construcción de una sociedad comunista.[2]
La mayoría de las teorías asumen la democracia generalizada como principio básico de un Estado socialista, entendida como la participación democrática de los trabajadores en todos los niveles de la administración estatal y económica, mientras que estas teorías varían en el grado en que consideran deben ser delegadas las decisiones de planificación económica en los funcionarios públicos y especialistas administrativos. Los Estados que carecen de democracia pero cuya economía está en gran medida en manos del Estado fueron denominados por León Trotski como «Estados obreros degenerados» o «deformados».[3]
La definición de la filosofía marxista soviética indicaba que el Estado socialista era la parte política de la superestructura del socialismo, instaurado como resultado de la revolución socialista, que la dictadura del proletariado sólo existía durante la transición del capitalismo al socialismo y que una vez derrotado el Bloque Occidental, la dictadura del proletariado se transformaba en Estado de todo el pueblo, hasta que se haya desarrollado la base material y técnica del comunismo y las relaciones sociales comunistas, con lo que el Estado se disolvía y era reemplazado por la autogestión social comunista.[4]
Los Estados socialistas fueron a su vez calificados con el nombre de socialismo real o socialismo realmente existente con el fin de diferenciarlos de las construcciones teóricas y —en cierta forma— justificar las diferencias con éstas y con partidos o grupos que pudieran considerarse socialistas pero opuestos a este tipo de regímenes. Otras denominaciones que también se han empleado para referirse a ellos a tal fin —en especial en círculos trotskistas, comunistas y libertarios— son las de Estado obrero con deformaciones burocráticas y, en términos más estrictamente económicos, capitalismo de Estado.
A pesar de las diferencias conceptuales existentes entre socialismo y comunismo, el lenguaje común habitualmente emplea indistintamente las expresiones países socialistas y países comunistas para denominar a los Estados definidos como socialistas. La utilización de la expresión Estado comunista obvia el oxímoron o contradicción entre ambos términos (Estado y comunismo), entendido este último como la última fase, posterior a la superación del capitalismo por la acción del Estado socialista, en que el mismo Estado dejaría de existir.[5]
Los socialistas como los anarcosocialistas, socialistas libertarios y comunistas consejistas rechazan el concepto de un «Estado socialista», creyendo que el Estado moderno es un subproducto del capitalismo y no puede utilizarse o no es necesario, para establecer un sistema socialista. Para ellos un Estado socialista es antitético al socialismo, y ese socialismo surgirá espontáneamente desde la base de una manera evolutiva, desarrollando sus propias instituciones políticas y económicas únicas para una sociedad sin Estado altamente organizada.
Historia
A lo largo del siglo XX han sido varios los países que se han proclamado como repúblicas socialistas, destacándose entre ellos la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que existió hasta 1991, siendo fundada en 1922 como sucesora de la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, a la que aglutinó junto con otras cinco repúblicas, y que surgía tras la Revolución de octubre de 1917, siendo considerada a su vez como el primer estado socialista del mundo y por algunos críticos como el único estado socialista genuino, en sentido estricto, al menos hasta los años previos de su integración en la URSS -período catalogado por muchos historiadores como el de la Rusia Bolchevique-. La mayoría de estos estados han surgido en Europa del este y el África subsahariana, acompañados por algunos en Asia oriental (China, Corea del Norte, Vietnam, Laos, Kampuchea Democrática, Mongolia y Birmania[6]) y América Latina (destacando en el Caribe Cuba). La mayoría de estos estados han resultado ir adoptando sistemas socioeconómicos y políticos análogos o afines al del llamado socialismo en un solo país, propuesto y practicado por Stalin, así como por otros políticos y gobernantes afines tales como Mao Zedong en la República Popular China o Kim Il-sung en Corea del Norte, siendo tal sistema cuestionado por muchos de sus críticos o detractores como contrapuesto a los principios del socialismo y a las ideas políticas y revolucionarias de pensadores como Marx y Lenin, a los cuales, a través de las doctrinas oficiales del marxismo-leninismo y del Partido Comunista proclama. Algunos críticos y pensadores, tales como Tony Cliff, han catalogado con posterioridad a estos sistemas como capitalismos de Estado, atribuyendo el surgimiento de los mismos al fracaso hacia principios de los años 1920 del sistema político legado por la Revolución Rusa en su intento por consolidarse o subsistir, como consecuencia del inicial aislamiento político y de los estragos causados por la llamada Guerra Civil, en un momento en que del éxito de otros procesos revolucionarios en Europa, tales como el de la Revolución de Noviembre de 1918, en Alemania, podía depender el futuro en Rusia de la revolución.
La República Popular China, a pesar de estar gobernada por el Partido Comunista de China y ser oficialmente marxista-leninista-maoísta, en los últimos años ha reimplantado muchas características del sistema capitalista en lo que denomina socialismo con características chinas. No obstante, este retorno al capitalismo no es absoluto ni homogéneo, puesto que sólo se da en las áreas costeras y grandes ciudades, y por otro lado la presencia estatal en la economía sigue siendo enorme. También la República Socialista de Vietnam ha dado algunos pasos en ese sentido.
Por su parte, para la misma época los dos estados socialistas africanos más estables, Mozambique y Angola, abandonaron el marxismo-leninismo. En América, la República de Cuba mantuvo en líneas generales inalterable el sistema socialista, pero se vio forzada a permitir la formación de empresas mixtas entre el Estado y multinacionales para hacer frente a la precaria situación económica en que la dejó la desaparición del Consejo de Ayuda Mutua Económica y con él sus principales mercados, sumado al preexistente embargo de los Estados Unidos al país caribeño.
La ideología oficial del estado es el Juche, iniciada como una adaptación nacional del marxismo-leninismo pero independiente de este. En 2009 se suprimió la palabra "comunismo" de la constitución, reemplazándola por "socialismo".
Inicialmente con un sistema político-económico unipartidista y estatalista. Tras la caída de la Unión Soviética y con el fin del CAME, Cuba adoptó reformas de libre mercado progresivamente hasta permitir la propiedad privada en determinados sectores.